domingo, 15 de febrero de 2009

Es imposible atrapar al viento


No se puede retener entre las manos. Es como intentar evitar que el agua se escurra entre los dedos por mucho que los mantengas firmemente unidos.

Quizá haya cosas en la vida que sea mejor no retener porque perderían su esencia al conseguirlo. Quizá la libertad sea más importante que nada. Respetar la libertad de los demás y disfrutar de su compañía libre y sinceramente ofrecida, sin preguntar nada más, sin esperar nada más, tan sólo compartir esos momentos y guardarlos con cariño anhelando los siguientes que vendrán, porque suponiendo que lo hagan, serán auténticos, más reales que muchas otras compañías de años atrás que no eran más que acompañamientos, no compañías de verdad.

Será mejor disfrutar de la fuerza del viento que intentar convertirlo en suave brisa.
Será mejor sumergirse en el agua cálida y burbujeante de un jacuzzi que intentar evitar que se enfríe.

Mejor soñar que vivir sin sueños.
Mejor disfrutar que vivir sin padecer.

Siempre a mejor, Louise querida, ¿verdad?

lunes, 9 de febrero de 2009

Tranquilidad



Ese ha sido el título del correo que he recibido hoy de mi ex-marido y ese ha sido el efecto que ha causado sobre mí sus letras.
Por fin puedo volver a respirar sin esa presión en el pecho que me oprimía hasta el alma.
Buena manera de empezar la semana y buena manera de llevar las cosas a buen término antes de terminar matándonos a pleitos en los tribunales, dejándonos el dinero en abogados y removiendo tantos años de buena convivencia y ciega confianza mutua que ahora se convertiría en arma de doble filo para según que conveniencias.

martes, 3 de febrero de 2009

Cuando ya no quedan palabras

sólo resta recurrir a los profesionales
sólo queda olvidar todo lo bueno
sólo puedes obviar tantos males
sólo quieres encender otro fuego
sólo sabes que ya nada ni nadie le hará cambiar de idea y que para él, sólo vale lo último que quiere ver y olvida todo lo anterior
no se puede luchar contra eso: la amnesia sentimental enfrentada a la locura temporal de la necesidad de sobrevivir a toda cosa, pese a quién pese, aunque sea a sí mismo, aunque lo único que tenga que perder sea a sí mismo, aunque ello supongo quedar reducido a un mísero ser amoral y sin principios.
Sentía una cierta molestia por ese pensamiento recurrente que le da sentido a su nueva vida y a su lucha, pensé que sería bueno mediar y hacerle recordar que está equivocado, que a pesar de todo lo dolido que pueda sentirse, yo lo estuve mucho más, que todo esto que está ocurriendo no me resulta agradable pero que es la consecuencia inevitable de su comportamiento. Pero me dí cuenta que sería en vano, que mi esfuerzo por intentar que volviera a ser una persona razonable, centrada y sensata sólo provocarían frustación en mí por no conseguirlo y dolor por ver en qué se ha convertido la persona objeto de mi amor incondicional durante tantos años.
No tiene sentido. Lo se. Ahora se que es la última vez que lloraré por su traición, no sólo con otra mujer, ni siquiera consigo mismo y sus principios morales, sino por traicionar mi confianza en el ser humano, sobre todo cuando éste es el padre de mis hijos.